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miércoles, 2 de marzo de 2011

Aventuras y Desventuras en Joy. Episodio IV. De Abba hasta El Salvador.

Señores, ¿ qué se cuece ultimamente?
El otro día vino a visitarme un italiano que esta mas loco que un bolígrafo. Quedamos ahí al lado de Joy para salir un poquitín, dejarse caer simplemente, poca cosa.
Pero me llamó un amigo mío, otro chalao que si nos rompíamos en el siempre caluroso y acogedor bareto. Esa fue una oferta que no pude rechazar.
Quedé con otro amigo en el bareto pero se atragantó y no fue con comida precisamente y no pudo acudir. Lamentable.
Pues en el bareto para que contar, lo de siempre, empiezas con una caña y acabas pidiéndote pues un compaxon. Estampao. Ciego. Como quieran llamarlo.
Despues del bareto acudimos pues al madroño famoso de la Puerta del Sol, el italiano no estaba. Que casualidad para variar la previsión un poco.
Le llame y me dijo que estaba con otros 3 italianos en Chueca. Pero hijo mío a dónde te metes. A dónde vas. Hay sitios que uno no debería de regentar. Le dije que huyera de ahí, debería de salir echando patas.
A los 20 minutos y después de que mi amigo( le vamos a llamar Capitancito ) estuviera pasando frío, el muy listo sólo llevaba una triste camisa apareció el italiano con sus amigos chalaos.
Los otros italianos eran una panda de tíos de 40 años que solo querían ir a puticlubs y  empezaban a desvariar, dementes.
Al final entramos en Joy el Capitancito, mi colega italiano, otro italiano más cuerdo y yo.
Y ahora empieza el show ¡ tocotó!
El Capitancito y yo hacemos como que la cosa no va con nosotros y en una repisa se nos acercan dos suecas. Suecas autóctonas de Suecia. Vamos monumentos. Empezamos a hablar y yo no se por que, bueno tal vez si fué el veneno baretiano mezclado con la primera copa en Joy empiezo a llamar a la sueca con la que estaba hablando Abba.


Pero lo malo es que no la llamé Abba una vez si no que fueron más, y no las recuerdo. Total que la chiquilla se fué y arrastró con ella a su amiga por lo que el Capitancito se quedó sin marcar gol.
Me tenía que resarcir, herido en mi orgullo, sacar fuerzas de la nada cual miura abanderillado.
Me pedí la última copa que me habían dado por entrar, me la bebí en seguida y para el ruedo de nuevo.
Estuve hablando con la típica francesita que todo lo da, pero para nadie.
Después siguiendo los consejos de un amigo que esta por tierras escandinavas intenté la de no excuses.
Me dirigí a una incauta y solté No Excuses! Come with me! y la chica sin venir a cuento empezó a berrear cual carnero antes de la matanza.
Y llegó el momento que todo el mundo esperaba unas chiquillas habia,desmelenándose. Bueno eran como en la película de Disney La Bella y la Bestia, porque la otra parecía más bien recién traída de las profundiades del averno. Le debía una al Capitancito. Me dirigí a la bat friend (amiga muerciélago, ya saben pequeña y fea) hablando con ella y haciendo que bailaba (no quería arrimarme lo más mínimo a ella) mientras que el Capitancito tenía que pelearlo con la guapa que además estaba cocida. Estaba todo de cara para el Capitancito, vamos que tenía una rauliana, solo tenía que empujarla. Pero no sé lo que hizo que no hubo recompensa. Falló como Benzema. Las muchachas eran de El Salvador por cierto muy amables.



Así que nos fuimos porque yo al día siguiente madrugaba porque me marchaba a Atenas, una pena la noche se peleó pero no hubo recompensa.

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